viernes, 7 de agosto de 2009

Diálogo versión local

Una agenda de temas económicos reunió al gobernador y a legisladores de todos los partidos. El faltazo del Lole reflota las dudas sobre su papel institucional. ¿Puede ser presidente alguien que no puede pisar su propia ciudad?

Por Ezequiel Nieva

No sabe, no contesta. Así se puede definir la relación entre el gobierno de la provincia y uno de los tres senadores que la representa en el Congreso: Carlos Reutemann. En la semana se sucedieron algunos hechos que no hacen sino agigantar los interrogantes que rodean la figura del ex piloto; su comentada ausencia en la reunión que el lunes mantuvo el gobernador Hermes Binner con los legisladores nacionales santafesinos –a la que se había comprometido a asistir– y la idéntica decisión ante la convocatoria del ministro Florencio Randazzo reflotaron las dudas que, antaño, constituyeron la comidilla de sus adversarios políticos.

¿Es Reutemann –como quieren sus fieles– un “tiempista” que elige meditar cada paso o es simplemente un hombre timorato, esclavo de sus propias dudas? ¿Está en condiciones de ser presidente –como sugirió Hilda “Chiche” Duhalde– alguien que no puede caminar por su propia ciudad? ¿Le queda esa necesaria reserva de ambición para lograrlo o está conforme con su cargo? ¿Puede aspirar a llegar alguien que se compromete públicamente a defender los intereses de su provincia y, acto seguido, decide no dialogar ni con el gobernador ni con el ministro del Interior?

Tanto Binner como Randazzo lo habían citado porque es el referente de un vasto sector político y porque, además, ocupa un cargo institucional hasta el año 2015. De hecho, el propio Reutemann se había cansado de repetir –antes y después de las elecciones del 28 de junio– que estaba a disposición de los gobiernos provincial y nacional para todos aquellos asuntos que exigieran su participación. El contexto –crisis, desaceleración de la economía, déficit en las cuentas públicas– requiere de acuerdos firmes y, en virtud de ello, casi todos los legisladores asumieron el compromiso de colaborar con la administración provincial...

... MENOS UNO. El mismo día en que Binner recibió a los legisladores, Cristina Fernández de Kirchner se había reunido con los diputados del Frente para la Victoria. El jefe de esa bancada, Agustín Rossi, comentó antes de ingresar al Salón Blanco de la Casa Gris: “La presidenta nos pidió que trabajemos buscando consensos”. En efecto: 19 de los 22 legisladores santafesinos asistieron al convite de Binner. Héctor Sylvestre Begnis y Paulina Fiol se excusaron con tiempo por no poder asistir; Reutemann, en cambio, demoró la intriga hasta último momento.

La necesidad de consenso, cuya primera condición es el diálogo, aparece como la única estrategia viable de cara a los próximos dos años y medio: el poder está repartido de forma tal que ningún sector podrá avanzar sin negociar con los otros. A Binner le ocurre, en la provincia, lo mismo que a Cristina en la Nación; de ahí que también convocara a los referentes del justicialismo santafesino para avanzar en los temas que considera clave para su gestión: reforma tributaria a la cabeza.

Pero como la buena salud de las cuentas de la provincia no depende sólo del humor de los senadores opositores, el gobernador ha redoblado sus esfuerzos en recomponer la relación con la administración central, muy fría tras el público apoyo del socialismo a los reclamos de la Mesa de Enlace. Los primeros signos del renovado entendimiento entre Binner y el kirchnerismo pudieron verse tras el encuentro que mantuvo con la presidenta dos semanas atrás; la convocatoria del lunes último tiene que ver con el esfuerzo conjunto que deberán hacer socialistas, radicales y justicialistas en el Congreso Nacional en favor de los intereses de la provincia.

Por eso Rubén Giustiniani había sugerido, antes de la reunión, la conformación de un bloque legislativo transversal que se ocupe de gestionar recursos para Santa Fe. “Hay tres temas fundamentales: la ley de coparticipación federal, el impuesto al cheque y las obras de infraestructura necesarias”, dijo el senador socialista. “Creo que es muy posible que podamos coincidir en estos temas, más allá de las banderías políticas”.

Con alguna chicana, también el diputado Jorge Obeid saludó la convocatoria de Binner: “En principio, bienvenido sea el diálogo. Pero tampoco hay que esperar que de una reunión surjan las soluciones para todos los problemas que tiene el gobierno provincial. Es un primer paso; ahora el Congreso tiene que tratar la prórroga de la ley del cheque”. Obeid enumeró otros temas pendientes: “El presupuesto, el destino de los casi 8.000 millones de pesos de ATN que no se están distribuyendo, las rebajas a las retenciones”. El ex gobernador recordó un proyecto de su autoría –avalado por el Lole– que propone eliminar las retenciones al trigo, al maíz y al girasol y bajar la alícuota de las retenciones a la soja.

–¿Y de dónde surgirían los recursos que el Estado dejaría de recaudar? –le preguntó Pausa.

–De la ingeniería presupuestaria que tiene que hacer el gobierno. Se modifican los presupuestos, como cada vez que hay un recurso que deja de existir. Para eso tiene centenares de personas el Ministerio de Economía: para ver cómo reasigna recursos.

Giustiniani recordó luego que “cada uno tiene sus proyectos particulares”. “El debate recién empieza; el socialismo tiene un proyecto de retenciones segmentadas y progresivas y creemos que la soja debe tener un tratamiento diferente. Tiene que haber una política que vaya en contra del monocultivo, que es lo que se está expandiendo. Vemos que hay una idea de superar la sojización, pero las políticas existentes no hacen más que proyectarla”.

–Sin embargo cuando el año pasado se anunciaron las retenciones móviles, uno de los argumentos era frenar la sojización...

–Está claro que en los últimos años todo lo que se ha hecho no ha servido para frenar el monocultivo, sino todo lo contrario –respondió el socialista–. La realidad muestra que la soja se ha extendido a lugares insospechados, incluso deforestando bosques nativos.

Luego explicó que, según su punto de vista, para reemplazar los recursos que dejaría de percibir el Estado en caso de un eventual cambio en el sistema de retenciones, hay otras variables posibles: “Soy autor de un proyecto para gravar la renta financiera, de otro que propone cambios en el código minero y de otro para gravar el juego”.

Obeid se había explayado sobre las distintas iniciativas que, junto a sus pares Walter Agosto y Ariel Dalla Fontana, presentó en el Congreso. De hecho, le dejó una copia a Binner de los ocho proyectos pendientes de tratamiento que ayudarían a mejorar las cuentas de la provincia: además de la modificación del sistema de retenciones, la declaración como zona de desastre de los departamentos afectados por la sequía, un cambio en la coparticipación de los derechos de exportación del petróleo, incentivos fiscales para el sector lácteo y un incremento en el piso de coparticipación para las provincias, entre otros. Todos esos proyectos ingresaron por la Cámara de Diputados; de allí se desprende la escasa o nula participación del senador Reutemann en las gestiones.

LAS GARANTÍAS. Mientras se desarrollaba la reunión, en la puerta principal de la Casa Gris un grupo de inundados esperaba la llegada del ex gobernador. En su mayoría, mujeres. Una de ellas, Graciela García, de la Marcha de las Antorchas, explicó por qué se acercaron: “Reutemann tiene una deuda social y política con la provincia y tiene que pagarla. ¿Por qué no la pagó, por qué llegó a ser candidato de nuevo (el 28 de junio)? Porque los integrantes de la Corte han hecho un pacto para que la impunidad lo proteja de por vida. ¿Qué le pasa a este hombre, que está hablando de ser presidenciable en 2011 y que por un grupo de ciudadanos que hemos decidido no doblegarnos decide no venir a la Casa de Gobierno?”, se preguntó.

–¿Esto socava la representatividad de Reutemann?

–Creo que le quita autenticidad. Su autenticidad está en cuestión.

Según publicó el miércoles La Capital de Rosario, Reutemann estuvo en inmediaciones de la Casa Gris y, después de dar varias vueltas en su auto, se convenció de que el horno no estaba para bollos. “Con semejante comité de recepción no puedo asistir a la reunión”, le dijo desde su celular a un par de dirigentes justicialistas que aguardaban su llegada en el bar de San Martín y General López. Adentro ya circulaban las versiones sobre “las condiciones de seguridad”, que fueron el argumento esgrimido por los allegados al Lole para justificar su ausencia.

La reunión estaba por empezar, con 19 legisladores y el gabinete completo del gobierno provincial ya ubicados en el Salón Blanco. El ministro de Gobierno, Antonio Bonfatti, relató al día siguiente los pormenores: dijo que fue él quien llamó a Reutemann para averiguar qué pasaba y no, como se comentó en un principio, que había sido el Lole quien llamó para excusarse. “Como no llegaba y sentía de ruidos de cacerolas en la puerta –contó Bonfatti– me asomé y vi 15 o 20 personas que estaban allí, manifestando. Entonces, pensé que esa era la causa por la que no venía. Lo llamé por teléfono. Me atendió. Le dije que le ofrecíamos todas las garantías, que podía ir yo a recibirlo por la cochera de atrás y que lo estábamos esperando. Me dijo que era un soldado de Santa Fe, que estaba a disposición de la provincia, pero que dadas las circunstancias no iba a concurrir”.

DOBLE FALTA. Dentro de la ronda de reuniones que el gobierno nacional mantiene con todas las fuerzas políticas –desde referentes de centro izquierda como Martín Sabbatella o de la derecha liberal como Mauricio Macri–, Reutemann había sido convocado –junto a “Chiche” Duhalde– por el ministro Randazzo. El encuentro estaba previsto para ayer, pero dos días antes el Lole avisó que no iría. “Va a ser imposible que concurra porque tiene un tema familiar en Santa Fe”, explicó a La Capital una colaboradora del ex gobernador.

Curiosidades de la política nacional: Hilda Duhalde, la esposa del ex presidente que alguna vez tentó al Lole para que lo sucediera, hace pocos meses vilipendió al ex piloto achacándole su escaso poder de decisión y carácter dubitativo. Recordaba, claro, la confusa explicación sobre por qué no había aceptado la propuesta de Eduardo Duhalde allá por mediados de 2002. Ahora es ella quien lo ve como presidenciable. “Lo vemos todos dentro del peronismo como un hombre de mucho futuro”, dijo el mismo día que Reutemann decidía no reunirse con Randazzo.
Mientras, el Lole parece haber recuperado su perfil de hombre callado: no habla si no a través de sus colaboradores. ¿Qué rol jugará de aquí en adelante? Es una pregunta tan difícil de responder como las que abren esta nota.

Publicado en Pausa #42, viernes 7 de agosto de 2009

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