viernes, 13 de marzo de 2009

Podría ser peor


Los industriales reclaman a la Nación por deudas que alcanzarían para cubrir hasta un año de sueldos. En Santa Fe caen las ventas, pero a un ritmo menor que el promedio.

Por Pilar Guala y Ezequiel Nieva

La crisis que azota al mundo no pasa inadvertida en la provincia. Los últimos datos del Ministerio de Trabajo de Santa Fe indican que hay unos 11 mil trabajadores afectados, 79 empresas que iniciaron expedientes preventivos de crisis y otras 105 con pedidos de auxilio económico al Estado nacional para poder pagar salarios.

“No tenemos un número claro de despedidos, porque prácticamente todos los que entran en expedientes preventivos de crisis son instituciones que no han despedido gente, donde se inicia un proceso de negociaciones”, dijo el ministro Carlos Rodríguez a este periódico. “En general se ha podido controlar la situación, salvo los despidos que se han producido en el comercio, pero presumimos que ha habido otros despidos en el sector no estructurado de la economía: trabajadores que estaban en negro o eventuales; suponemos que allí sí ha habido despidos”.

De los 79 expedientes preventivos de crisis, algunos ya están resueltos favorablemente con acuerdos sobre las patronales; otros están en curso y otros directamente se levantaron sin acuerdos. “En estos últimos es bastante curiosa la situación –siguió Rodríguez–. Presumimos que se han hecho acuerdos sin presencia del Ministerio de Trabajo, tal vez a la baja, es decir con un descenso del salario, cosa que el Ministerio no puede homologar con su firma”.

Los problemas más serios se dan en el rubro metalúrgico y, dentro de éste, sobre todo en el que corresponde a la cadena de la maquinaria agrícola. “Tiene que ver con dos fenómenos –explicó el ministro–. Por un lado, la pérdida de la posibilidad de exportación, sencillamente porque los países del norte tampoco tienen crédito interno y por lo tanto no compran; por el otro, la crisis propia del agro, que ha frenado la actividad y por lo tanto las compras. Es un sector preocupante, y además se suma el no pago de las deudas contraídas por parte de la Nación con empresarios de la maquinaria agrícola: deudas de bonos y diferencia del IVA técnico. En muchos casos son más de diez meses, algo que supone mucho dinero, aunque ahora han comenzado a pagarse parte de esas deudas. Pero es tanto lo que se les debe que los empresarios afirman que si se saldan estas deudas, tendrán suficiente dinero para garantizar el pago de salarios por un año sin trabajar”.

Por debajo del sector metalúrgico asoman otros rubros en los que también golpea la crisis: el comercio, la industria de la madera, la industria del plástico. De todos modos, Rodríguez aclaró: “Son casos menores comparados con la metalurgia, que se lleva el 70% de los 11 mil puestos sobre los cuales se viene trabajando”.

En medio de este panorama, la ciudad de Santa Fe aparece como una excepción a la regla: la alta incidencia del empleo público –un nicho en el que la estabilidad está asegurada– generó una suerte de anticuerpo contra la crisis, que de todos modos se siente con fuerza en el comercio.

IMPACTO EN EL SUR. El contexto a nivel nacional no es el más auspicioso. En los últimos días la Unión Industrial Argentina (UIA) emitió un informe en el que se pronostican unos 200 mil despidos en fábricas. En tiempos de crisis globalizada los fantasmas, las especulaciones y los ajustes se superponen y no ayudan a aclarar el panorama. De hecho, algunos dirigentes de la UIA vienen sosteniendo públicamente que en el país se perderán un millón de puestos de trabajo, mientras aprovechan la zozobra general y exigen al gobierno nacional medidas para llevar el dólar a 5 pesos.

La escalada de suspensiones y despidos comenzó el año pasado y se hizo sentir fuerte en el sur provincial: tierras de la agroindustria, la metalurgia y las automotrices. Como productora de agroalimentos, Santa Fe sintió desde el vamos el cimbronazo. “Este es un país con gran competencia en productos agrarios, debiera poder pasar la crisis de mejor modo que otros”, opinó el ministro Rodríguez. “Y, sin embargo, vemos que la situación es grave. Hay dificultades en el sentido de que, naturalmente, se ha deprimido muchísimo la recaudación, que apenas alcanza por ahora para pagar salarios, la educación privada y para pagar algunas cosas en materia de seguridad. No alcanza para más, lo cual no quiere decir que haya habido una retracción en el pago de impuestos dentro de la provincia, sino en materia de coparticipación federal por cuanto la recaudación federal ha bajado”.

El titular de la cartera laboral santafesina prefirió no aventurar hipótesis acerca de la duración de la crisis. “Los gurúes económicos del mundo no se ponen de acuerdo ni en la profundidad ni en la duración de la crisis”. Aunque sí se permitió una lectura optimista de los últimos hechos de la realidad: “Creo que hay algunos signos interesantes y positivos, como que comience a acordarse entre el gobierno nacional y el agro algunas cuestiones. Otro aporte positivo es que la Nación le restituya el dinero que les debe a los empresarios de la maquinaria agrícola. Son dos elementos que dos meses atrás no teníamos”.

SANTA FE Y LA MEDIA NACIONAL. En la ciudad la mayoría de las instituciones coincidieron en evaluar en términos negativos el impacto de la realidad global. El titular del Centro Comercial, Tomás Vallejo, confirmó que hay “una disminución” de la actividad, puntualmente de las ventas. “Venimos haciendo un seguimiento de la evolución de las ventas a través del Observatorio del Centro Comercial y, obviamente, el tema recurrente es que en las comparaciones interanuales se observa que han disminuido”.

En febrero –último mes relevado– el promedio de esa disminución fue de un 14%, aunque en la ciudad de Santa Fe fue menor: alrededor de un 6%. Los datos surgen del informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. “Esto significa que el impacto de la masa salarial del sector público en Santa Fe nos tiene todavía con un cierto ritmo de actividad que en otros lugares del país no se observa. Incluso cuando hacemos las comparaciones con el interior de nuestra provincia observamos esa diferencia”, explicó Vallejo.

El dirigente reconoció que en la ciudad se registraron despidos por el cierre de pequeños comercios. “Han cerrado muchos que tenían uno o dos empleados, y eso ha significado una mayor pérdida de puestos de trabajo, donde no sólo los empleados han quedado sin su fuente laboral sino también los comerciantes”, siguió Vallejo. Y ejemplificó: “El rubro de los electrodomésticos tenía un ritmo de ventas muy impresionante, que se tradujo en una perspectiva de crecimiento a través de la apertura de nuevas sucursales y de firmas muy significativas que se incorporaron al mercado. Pero a raíz de la crisis, que golpeó un soporte fundamental de estos comercios por las líneas de financiación, hubo dificultades para continuar. Ahora se espera que se reabran algunas posibilidades de financiación, pero no tan extensas en los planes de pago como antes”.

Una de las características más notables en los últimos meses fue la liquidación de mercadería; Vallejo enumera dos motivos: “El cierre de negocios es una de las cuestiones que más preocupa al sector de cara al futuro, porque muchos comercios de Santa Fe anunciaron la decisión de rescindir los contratos de locación y van a cesar en sus actividades. Y la necesidad de tener liquidez y disponibilidad para los nuevos productos que lleguen, particularmente en el rubro indumentaria, ha apresurado las liquidaciones que habitualmente se dejan para fin de temporada. Se registraron liquidaciones por estas dos cuestiones: el cierre de locales o la necesidad de renovar mercadería y obtener liquidez para afrontar compromisos de pago”.

MEDIDAS A PRUEBA DE CRISIS. Algunos nuevos mecanismos que ya se utilizan en la provincia han demostrado que siempre puede haber una salida distinta a la que, tradicionalmente, se apela en tiempos de crisis: el despido liso y llano de trabajadores. “Nosotros el año pasado ya vislumbrábamos el problema y, por lo tanto, nos preparábamos para afrontarlo”, aseguró el ministro Rodríguez. “Tanto es así que las medidas preventivas que estamos utilizando las implementamos antes de que el Consejo Federal del Trabajo las viera como aptas. Por eso los procedimientos preventivos los aplicamos desde el primer día: porque presumíamos que este era el comienzo de una crisis más profunda”.

–¿En qué situación estaba la provincia cuando comenzó a expandirse la crisis?

–Lo que supimos desde el primer momento es que esta crisis internacional iba a golpear a la Argentina y, por lo tanto, a la provincia de Santa Fe. Y lo que asomó fue la importante crisis del agro. Los efectos dependen, en gran medida, de las dos crisis del agro: la famosa discusión por las retenciones y la sequía.

–¿Hay sectores en los que no haya afectado la crisis?

–En todos los rubros hay gente sobreviviente. Semanas atrás hablábamos con un grupo de empresarios metalúrgicos que planteaban no tener problemas porque fabrican cosas que no pueden hacer otros y, por lo tanto, siguen vendiendo bien. Decían: “Fabricamos elementos muy competitivos en el mercado nacional e internacional y no hemos sentido la crisis”. Pero tampoco hemos sobredimensionado a las empresas, porque hay empresas que han crecido mucho y muy abruptamente y son hoy las que más problemas tienen.

EL ESFUERZO DE LOS LABURANTES. Mientras otros trabajadores ven con temor los vaivenes de la economía, desde el plano local hasta el internacional –solo durante febrero se perdieron en Estados Unidos 651 mil empleos: la cifra más alta en 25 años–, los empleados públicos y los docentes santafesinos alcanzaron un acuerdo con el Estado mediante el cual recibirán aumentos salariales de un 15% en promedio.

En medio de esas negociaciones, el secretario general de Amsafe La Capital, Oscar Lozeco, declaró: “Los maestros creemos que precisamente en tiempos de crisis es cuando más hay que hacer un seguimiento de las situaciones salariales y de las condiciones de trabajo. Muchas veces escuchamos a analistas y autoridades insistir con la posibilidad de pérdida de fuentes laborales y nos parece que eso es acentuar el análisis donde no se debiera: precisamente, si hay crisis, es a la clase trabajadora a la que más se debe proteger. No debe haber riesgos ni de estabilidad ni de pérdida salarial; lo que se debe buscar en situaciones de crisis es que las puedan soportar las espaldas económicas que la pueden soportar, que son lo que antes tuvieron grandes ganancias”.

También Alicia Ciciliani, viceministra de Trabajo de la provincia, se manifestó sobre las recurrentes decisiones de algunas empresas –suspensiones, rebajas salariales, despidos– y destacó el “enorme esfuerzo de parte de los trabajadores”, en particular los que se desempeñan en el cordón industrial del sur provincial. “Han anticipado sus vacaciones, han sufrido situaciones de suspensiones, han visto reducidos sus salarios por no tener horas extras y además la mayoría pactó un salario inferior porque trabajaban un 60 o un 70% de las horas de su jornada”.

ÉSTE BLANQUEO SÍ; ÉSE NO. En la extensa entrevista que mantuvo con Pausa, el ministro Rodríguez se lamentó por el hecho de que los trabajadores argentinos no cuenten, entre sus derechos, con un seguro de desempleo: “Este es uno de los países que no ha logrado tener un seguro de desempleo en serio. De todos modos, eso sirve sólo para el sector formal de la economía, y cuando uno tiene un país con trabajo en negro del 40%, el seguro de desempleo sirve sólo para un sector”.

En vistas de ese escenario, el ministro adelantó que Santa Fe se va a acompañar la estrategia de la Nación de intentar promover el blanqueo de asalariados “con los menores perjuicios posibles para que los empresarios”. “No vamos a adherir al blanqueo de capitales –continuó el funcionario– pero sí al de los trabajadores, porque creemos realmente que ante la crisis no podemos dejar de apuntar a tener más trabajo decente: ante más crisis, más trabajo en regla”.

–Y en este contexto, ¿se puede hablar de trabajo decente o hay que conformarse con hablar de trabajo a secas?

–Lo que pudimos observar en este período es que los primeros despidos son para los trabajadores precarios o en negro, por eso ese tipo de empleo no sirve. Yo creo que hay que hacer una apuesta a los trabajos en regla, que son los que realmente se sustentan en el tiempo. Si la crisis azota mucho, veremos qué es lo que sucede en líneas generales, no alentando el trabajo en negro sino tal vez con otras formas de trabajos comunitarios. Hoy estamos lejos y esperamos que esa realidad no venga, pero si llega esperamos estar preparados.

ENTRE TODOS. Tomás Vallejo le dijo a Pausa que el Centro Comercial está trabajando en proyectos que apuntan al crecimiento de la ciudad, “que obviamente llega al comercio también”. “Estamos compartiendo esfuerzos con la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural, la Cámara de Comercio Exterior y la Asociación de Dirigentes de Empresas en la idea de que las propuestas no tienen que ser proyectos del sector sino proyectos de la cuidad, que vayan incluso más allá de los gobiernos”.

–¿Concretamente?

–Estamos concentrando nuestro esfuerzo en lo que puede significar la ampliación del puerto de Santa Fe y su traslado al curso principal del río Paraná. Estamos con un proyecto para un parque comercial mayorista, en el cual ya contamos con un informe preliminar de factibilidad elaborado por la UTN que lo está instrumentando la Agencia de Desarrollo del Departamento La Capital. También estamos trabajando, a través de la Cámara de Comercio Exterior, en tratar de insertar a Santa Fe en el mundo. Con ADE se esta trabajando en el marketing ciudad para “vender” a Santa Fe. Con la Unión Industrial estamos trabajando en la expansión de los parques y de las áreas industriales de la ciudad y la región. Se está intentando, y de a poco lo estamos logrando, articular el esfuerzo entre lo público y lo privado en proyectos que trascienden a todos los sectores y se convierten en un objetivo de la ciudad en su conjunto.

UNA LUZ EN LA OSCURIDAD. Carlos Rodríguez informó que las últimas estadísticas dan cuenta de un 7% de empresas que están incorporando personal en la provincia de Santa Fe. “Desconozco el sector específico que lo está haciendo –agregó–. Pero hay elementos que ayudan. Por ejemplo, el Banco Municipal de Rosario facilitó el acceso de los trabajadores estatales a la compra de computadoras hechas en el mercado local. Ése es un mercado que se desarrolla y es el que menos ha sufrido el impacto de la crisis: el de hardware y el del software”.

–En noviembre usted dijo que había que esperar hasta marzo para tener un panorama claro sobre cómo iba a responder Santa Fe ante la crisis...

–Ahora decimos hay que hacer fuerza hasta julio –respondió el ministro–. Lo que uno no debe perder nunca es el optimismo. Hay quienes dicen que aunque las cosas sean oscuras uno no debe perder la pasión por la luz, y eso para mí es una norma de vida. Creo que nosotros tenemos que hacer lo posible para retener los empleos, para no perderlos. En eso está nuestra estrategia central: en tratar de lograr acuerdos entre trabajadores y empleadores y homologarlos para que tengan certeza jurídica. Y luego tratar de avanzar. Si ahora me preguntan hasta cuándo, yo diré que si llegamos bien a julio, pensemos a diciembre. La realidad concreta es que la crisis internacional nos golpea duramente y a eso no le escapa nadie.


Publicado en Pausa #32, 13 de marzo de 2008.
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