Hay un programa en marcha que busca incorporar en las escuelas los conocimientos básicos sobre cuidados, integridad física, derechos, libertades y conciencia crítica. Los destinatarios: niños, niñas y adolescentes. La norma sancionada en 2006 recién comienza a implementarse. Tarde, pero seguro.
Por Mauro Epelbaum
Plantear la urgencia de la implementación de la educación sexual integral (ESI) en las escuelas de la provincia no es, como podría pensarse, una insistencia caprichosa. Los fundamentos sobran: Santa Fe es la tercera provincia con más casos de Sida en el país. Hay 1.770 pacientes que reciben tratamiento antiviral, sin contar aquellos que no lo reciben, los que tienen la enfermad y lo desconocen y los que poseen otras enfermedades de transmisión sexual. Y la ciudad exhibe otra estadística preocupante: supera en un 10% la media nacional de nacimientos de bebés de madres adolescentes (25 contra 15, aproximadamente). A esos datos se pueden sumar el aumento de los casos de abuso sexual infantil y de violencia de género. Y otro, que es quizá el más triste: los abortos mal practicados son, desde 1980, la primera causa de muerte materna en la provincia.
Pausa indagó sobre el estado actual de la aplicación de la ESI en las escuelas santafesinas: cuáles son los proyectos a corto y largo plazo de la iniciativa que apuesta a superar la concepción reduccionista que equipara sexo con genitalidad. La educación sexual en la provincia es una de las asignaturas pendientes que, después de muchos años y de manera gradual, empieza a hacerse realidad. En 1992 la Legislatura sancionó la ley que fija el marco de trabajo sobre esta materia. Seis años más tarde se reglamentó la norma, pero su aplicación no pudo superar, hasta ahora, las barreras del intento y las buenas intenciones. Mabel Busaniche, una de las coordinadoras de educación sexual del Ministerio de Educación, ensaya una posible explicación: “Ha habido y hay aún mucho miedo a enfrentarse con estos temas, hay mucho miedo a transparentar situaciones y hay mucho miedo a la Iglesia, aunque parezca mentira”.
Luego de ese intento fallido, el tema volvió a escena en octubre de 2006, cuando el Congreso Nacional sancionó la ley que reconoce el derecho de los estudiantes de establecimientos nacionales y provinciales, públicos y privados, a acceder a contenidos básicos de educación sexual desde el nivel inicial.
Los contenidos básicos fueron plasmados en un Programa Nacional de Educación Sexual Integral elaborado por el Ministerio de Educación de la Nación, que constituye un marco general que cada provincia debe incorporar y adaptar para aplicar de manera gradual y progresiva.
En el caso de Santa Fe, lo que se hizo hasta el momento fue sistematizar experiencias particulares de educación sexual y comenzar con acciones de preparación de docentes y tutores en la temática.
LO QUE SE HIZO Y LO QUE SE VIENE. El año pasado, a partir de la modificación de la currícula de formación docente, se incorporaron los ejes de la ESI a través de la inclusión de un seminario obligatorio de cuatro años sobre sexualidad humana. De este modo, los nuevos docentes que egresen van a estar formados y preparados para afrontar la problemática.
En la misma línea, el Ministerio de Educación lanzará próximamente un blog con novedades, propuestas de libros y materiales de uso e ideas para diferentes asignaturas y para el trabajo de los distintos ejes temáticos.
En julio comenzará la capacitación para docentes de 86 escuelas secundarias de Santa Fe, Rosario y Rafaela, que estará organizada en tres módulos: el primero incluye la ESI, los derechos humanos y la perspectivas de género; el segundo trata sobre sexualidad: mitos y desafíos, aportes a las instituciones escolares; y el tercero se refiere a la transversalidad de la educación sexual integral a través de trabajos situados desde las prácticas escolares, entramándola en el diseño curricular.
Desde agosto y hasta diciembre está previsto un curso virtual de formación destinado a docentes del nivel primario y del nivel inicial, mientras que para fines de este año se empezará a instruir en el tema a los tutores escolares.
UN PROCESO. “La formación de los docentes –explicó Busaniche– apunta a una superación de los miedos y los bloqueos respecto del tema para que a partir de allí se puedan organizar y empezar a ver cómo se trabaja. Porque la ESI no es algo que baja de arriba; es algo que hay que hacer. Los lineamientos de la ESI te dan la matriz de la currícula; después los docentes tienen que llenarlos y comprometerse a informarse y a prepararse”.
En cuanto al momento concreto de la implementación de la ESI en las escuelas, Busaniche señaló: “No hay plazos porque no es como una asignatura. Es como un proceso, debe darse un movimiento dentro de la comunidad educativa y también una ambientación social que permitan ciertos debates. Son los docentes los que deben plantear la necesidad y es la sociedad la que debe exigir que esto sea. Las primeras cinco maestras que trajo Sarmiento a la Argentina plantearon el deseo de hacer educación sexual. La educación sexual siempre entró y salió de la escuela. Es muy difícil incluirla debido a todo el aparato de prejuicios que existe. Su implementación tiene que ver más que con los plazos, con un proceso de asimilación, de convencimiento y de transformación personal”.
PRIMERA EXPERIENCIA. La prueba piloto previa a la inclusión de manera concreta de la ESI en los establecimientos educativos de la provincia se está desarrollando en la Escuela media República del Perú, de Santo Tomé. De allí empezará a extenderse hacia otras instituciones escolares. Se trata de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, la Secretaría de Derechos Humanos, docentes y alumnos, cuyo fin es la preparación de estos últimos para la conformación, dentro de cada escuela, de consejerías en materia sexual.
“Las consejerías –comentó Busaniche– constituyen un grupo de alumnos, alumnas y docentes interesados en formar un equipo que dé respuestas y acompañamientos. Si por ejemplo se me rompió el preservativo o me olvidé de tomar la pastilla anticonceptiva, yo sé como alumno que puedo ir a esa consejería y preguntar qué puedo hacer. Lo mismo si necesito saber a dónde recurrir en casos de abuso o violación. Lo que se busca es que haya una familiarización de tal envergadura dentro de la escuela que haga que se pueda hablar de todo sin tabúes”.
En cuanto a la respuesta recibida por parte de alumnos y docentes de la escuela República del Perú sobre la posibilidad de trabajar y educarse en el marco de la ESI, Fernanda Pagura, docente del establecimiento e integrante del equipo que coordina Busaniche, sostuvo: “Los primeros encuentros que se han dado entre docentes, directivos de la escuela y efectores de salud para comenzar a organizar algunas acciones demostraron mucha energía, predisposición y ganas de que esto se haga bien. En el caso de los alumnos, todavía no se ha comenzado a trabajar con ellos, pero conociendo la institución se puede garantizar que se van a comprometer con cuerpo y alma porque no es la primera vez que la escuela trabaja el tema de la sexualidad; lo viene haciendo desde hace cuatro años”.
Pagura diferenció además a la ESI de otras materias y la definió en como un proceso de aprendizaje conjunto de docentes y alumnos: “La temática de la sexualidad en el sentido en el que está pensada desde la ESI tiene algo especial que la hace espinosa y maravillosa a la vez. Esto es así porque no es como cualquier otro contenido posible en esto de la transposición didáctica. Cuando uno enseña o estudia otras materias como política educativa o metodología de la investigación puede hacer una separación y lograr que los contenidos no lo interpelen en su subjetividad. Por el contrario, en el tema de la sexualidad hay una interpelación muy fuerte a la subjetividad del docente. Y, además, no hay ni respuestas únicas ni tenemos todas las respuestas. De todas maneras, después de haber atravesado esta temática vinculada a los mitos que operan en nuestra vida, a los mandatos, a por qué hacemos lo que hacemos o que es lo que nos da placer en nuestra vida y qué no, a si lo que somos es lo que elegimos o lo que nos han indicado que tenemos que elegir por ser varón o por ser mujer…, después de todo esto, digo, empezamos a tener algunas cosas claras en relación a nosotros como sujetos y ese es el aprendizaje que se lleva cada docente. Y en el caso de los alumnos también es un aprendizaje para toda la vida en este mismo sentido, es decir en el sentido de pensar la educación sexual no solamente para la prevención de embarazos o de HIV sino como un aprendizaje en relación a lo mismo”.
LA SEXUALIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA MÁS AMPLIA. Otros objetivos propuestos por la ESI son, por un lado, la superación de la concepción tradicional de la sexualidad que reduce ésta únicamente a su aspecto biológico y, por el otro, la afirmación tanto en niños como en adolescentes del reconocimiento de los propios derechos, lo cual apunta, entre otras cosas, a evitar abusos o alentar su denuncia en el caso de que estos ya se hayan concretado.
En cuanto al primero de los objetivos, Mabel Busaniche sostuvo: “El tema es no quedarse solamente en la reproducción, es decir, aprender cuestiones relacionadas con el cuidado y la prevención pero también prepararse para el placer. Porque hablar del placer ha sido hasta el momento un tabú en las escuelas y la sexualidad tiene que ser placentera, respetuosa y equitativa. En la medida que podamos desarrollar todas estas perspectivas, tendremos jóvenes muchísimo más saludables”.
Desde una mirada similar, Pagura agregó: “Pensar la sexualidad de manera integral significa pensarla más allá de la genitalidad, es decir pensarla desde los vínculos entre mujeres y varones, pensar en los modos diferentes de demostrar lo que somos y lo que sentimos, los mandatos de géneros que operan en cada uno de nosotros y que hacen que, por ejemplo, ocupemos de modo diferente el espacio o que distribuyamos de manera diferente las cuestiones del orden de lo político y de lo económico en relación al poder”.
Por eso, para ella, “si el docente logra mirar el mundo desde esa posición cuando habla de sexualidad no solamente va a pensar en genitalidad, sino que va a pensar en cómo nos relacionamos en tanto objetos sexuados. La sexualidad es una dimensión más de lo humano y es mucho más enriquecedor para el alumno ser educado por alguien que tiene esta concepción atravesada en su modo de mirar el mundo”.
Como todo cambio cultural, el afianzamiento y consolidación de la educación sexual integral en las escuelas aparece como un desafío difícil de superar, que se muestra más como una oportunidad que como una posibilidad segura de cambio. “Es terrible decir hoy que el preservativo puede llegar a tener agujeritos cuando científicamente está demostrado que es el único método anticonceptivo que previene el Sida. Paradójicamente con esa postura, los supuestos defensores de la vida, como debería ser el Papa por ejemplo, están llamando a la muerte”. Por ese motivo, Busniche espera con expectativas la implementación definitiva del programa en las escuelas de Santa Fe: “Es la gran oportunidad que tienen los docentes y la escuela argentina de poder tener en un futuro chicos mucho más libres, más críticos y más dueños de su propio cuerpo”, concluyó.
APRENDER PARA ENSEÑAR. Explica Fernanda Pagura, una de las docentes que trabaja en la implementación de la ley en las escuelas santafesinas: “En la educación sexual como en ningún otro objeto de conocimiento tenemos como docentes que aprender a decir no tengo todas las respuestas posibles, o no lo sé, o busquemos juntos o dejemos esto abierto y que cada uno busque sus propias respuestas. Lo cual también es un aprendizaje para el otro porque de lo contrario los docentes nos constituimos en el templo del saber y obturamos la capacidad de aprender del alumno, lo cual lleva al planteo de la enseñanza como una relación del poder. Hay que tener cuidado porque la pedagogía suele ser muy prescriptiva en tanto dice vos tenés que hacer, vos tenés que sentarte, vos tenés que estudiar y cuando opera este tipo de conocimientos relacionados con la sexualidad el deber ser tiene que quedar a un costado. Esto es así porque el deber ser para mi puede no ser el mejor deber ser para vos”.
Uno de los aspectos más novedosos de la ley que se va a implementar en el aula tiene que ver con la transversalidad de los contenidos. Educación sexual no será una materia más, sino que estará integrada a las que se dictan normalmente en cada escuela. Mabel Busaniche se refiere al punto: “La transversalidad en la educación sexual significa que por ejemplo si vos estás dando en ciencias sociales la historia del movimiento de mujeres en orden a la discriminación de género, la profesora de historia tendrá que buscar cómo ha sido la historia en argentina y la de literatura deberá trabajar en las novelas fantásticas la perspectiva de género, es decir decodificar en ellas los roles, los mitos, los prejuicios en relación a la temática”.
Publicado en Pausa #39
Por Mauro Epelbaum
Plantear la urgencia de la implementación de la educación sexual integral (ESI) en las escuelas de la provincia no es, como podría pensarse, una insistencia caprichosa. Los fundamentos sobran: Santa Fe es la tercera provincia con más casos de Sida en el país. Hay 1.770 pacientes que reciben tratamiento antiviral, sin contar aquellos que no lo reciben, los que tienen la enfermad y lo desconocen y los que poseen otras enfermedades de transmisión sexual. Y la ciudad exhibe otra estadística preocupante: supera en un 10% la media nacional de nacimientos de bebés de madres adolescentes (25 contra 15, aproximadamente). A esos datos se pueden sumar el aumento de los casos de abuso sexual infantil y de violencia de género. Y otro, que es quizá el más triste: los abortos mal practicados son, desde 1980, la primera causa de muerte materna en la provincia.
Pausa indagó sobre el estado actual de la aplicación de la ESI en las escuelas santafesinas: cuáles son los proyectos a corto y largo plazo de la iniciativa que apuesta a superar la concepción reduccionista que equipara sexo con genitalidad. La educación sexual en la provincia es una de las asignaturas pendientes que, después de muchos años y de manera gradual, empieza a hacerse realidad. En 1992 la Legislatura sancionó la ley que fija el marco de trabajo sobre esta materia. Seis años más tarde se reglamentó la norma, pero su aplicación no pudo superar, hasta ahora, las barreras del intento y las buenas intenciones. Mabel Busaniche, una de las coordinadoras de educación sexual del Ministerio de Educación, ensaya una posible explicación: “Ha habido y hay aún mucho miedo a enfrentarse con estos temas, hay mucho miedo a transparentar situaciones y hay mucho miedo a la Iglesia, aunque parezca mentira”.
Luego de ese intento fallido, el tema volvió a escena en octubre de 2006, cuando el Congreso Nacional sancionó la ley que reconoce el derecho de los estudiantes de establecimientos nacionales y provinciales, públicos y privados, a acceder a contenidos básicos de educación sexual desde el nivel inicial.
Los contenidos básicos fueron plasmados en un Programa Nacional de Educación Sexual Integral elaborado por el Ministerio de Educación de la Nación, que constituye un marco general que cada provincia debe incorporar y adaptar para aplicar de manera gradual y progresiva.
En el caso de Santa Fe, lo que se hizo hasta el momento fue sistematizar experiencias particulares de educación sexual y comenzar con acciones de preparación de docentes y tutores en la temática.
LO QUE SE HIZO Y LO QUE SE VIENE. El año pasado, a partir de la modificación de la currícula de formación docente, se incorporaron los ejes de la ESI a través de la inclusión de un seminario obligatorio de cuatro años sobre sexualidad humana. De este modo, los nuevos docentes que egresen van a estar formados y preparados para afrontar la problemática.
En la misma línea, el Ministerio de Educación lanzará próximamente un blog con novedades, propuestas de libros y materiales de uso e ideas para diferentes asignaturas y para el trabajo de los distintos ejes temáticos.
En julio comenzará la capacitación para docentes de 86 escuelas secundarias de Santa Fe, Rosario y Rafaela, que estará organizada en tres módulos: el primero incluye la ESI, los derechos humanos y la perspectivas de género; el segundo trata sobre sexualidad: mitos y desafíos, aportes a las instituciones escolares; y el tercero se refiere a la transversalidad de la educación sexual integral a través de trabajos situados desde las prácticas escolares, entramándola en el diseño curricular.
Desde agosto y hasta diciembre está previsto un curso virtual de formación destinado a docentes del nivel primario y del nivel inicial, mientras que para fines de este año se empezará a instruir en el tema a los tutores escolares.
UN PROCESO. “La formación de los docentes –explicó Busaniche– apunta a una superación de los miedos y los bloqueos respecto del tema para que a partir de allí se puedan organizar y empezar a ver cómo se trabaja. Porque la ESI no es algo que baja de arriba; es algo que hay que hacer. Los lineamientos de la ESI te dan la matriz de la currícula; después los docentes tienen que llenarlos y comprometerse a informarse y a prepararse”.
En cuanto al momento concreto de la implementación de la ESI en las escuelas, Busaniche señaló: “No hay plazos porque no es como una asignatura. Es como un proceso, debe darse un movimiento dentro de la comunidad educativa y también una ambientación social que permitan ciertos debates. Son los docentes los que deben plantear la necesidad y es la sociedad la que debe exigir que esto sea. Las primeras cinco maestras que trajo Sarmiento a la Argentina plantearon el deseo de hacer educación sexual. La educación sexual siempre entró y salió de la escuela. Es muy difícil incluirla debido a todo el aparato de prejuicios que existe. Su implementación tiene que ver más que con los plazos, con un proceso de asimilación, de convencimiento y de transformación personal”.
PRIMERA EXPERIENCIA. La prueba piloto previa a la inclusión de manera concreta de la ESI en los establecimientos educativos de la provincia se está desarrollando en la Escuela media República del Perú, de Santo Tomé. De allí empezará a extenderse hacia otras instituciones escolares. Se trata de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, la Secretaría de Derechos Humanos, docentes y alumnos, cuyo fin es la preparación de estos últimos para la conformación, dentro de cada escuela, de consejerías en materia sexual.
“Las consejerías –comentó Busaniche– constituyen un grupo de alumnos, alumnas y docentes interesados en formar un equipo que dé respuestas y acompañamientos. Si por ejemplo se me rompió el preservativo o me olvidé de tomar la pastilla anticonceptiva, yo sé como alumno que puedo ir a esa consejería y preguntar qué puedo hacer. Lo mismo si necesito saber a dónde recurrir en casos de abuso o violación. Lo que se busca es que haya una familiarización de tal envergadura dentro de la escuela que haga que se pueda hablar de todo sin tabúes”.
En cuanto a la respuesta recibida por parte de alumnos y docentes de la escuela República del Perú sobre la posibilidad de trabajar y educarse en el marco de la ESI, Fernanda Pagura, docente del establecimiento e integrante del equipo que coordina Busaniche, sostuvo: “Los primeros encuentros que se han dado entre docentes, directivos de la escuela y efectores de salud para comenzar a organizar algunas acciones demostraron mucha energía, predisposición y ganas de que esto se haga bien. En el caso de los alumnos, todavía no se ha comenzado a trabajar con ellos, pero conociendo la institución se puede garantizar que se van a comprometer con cuerpo y alma porque no es la primera vez que la escuela trabaja el tema de la sexualidad; lo viene haciendo desde hace cuatro años”.
Pagura diferenció además a la ESI de otras materias y la definió en como un proceso de aprendizaje conjunto de docentes y alumnos: “La temática de la sexualidad en el sentido en el que está pensada desde la ESI tiene algo especial que la hace espinosa y maravillosa a la vez. Esto es así porque no es como cualquier otro contenido posible en esto de la transposición didáctica. Cuando uno enseña o estudia otras materias como política educativa o metodología de la investigación puede hacer una separación y lograr que los contenidos no lo interpelen en su subjetividad. Por el contrario, en el tema de la sexualidad hay una interpelación muy fuerte a la subjetividad del docente. Y, además, no hay ni respuestas únicas ni tenemos todas las respuestas. De todas maneras, después de haber atravesado esta temática vinculada a los mitos que operan en nuestra vida, a los mandatos, a por qué hacemos lo que hacemos o que es lo que nos da placer en nuestra vida y qué no, a si lo que somos es lo que elegimos o lo que nos han indicado que tenemos que elegir por ser varón o por ser mujer…, después de todo esto, digo, empezamos a tener algunas cosas claras en relación a nosotros como sujetos y ese es el aprendizaje que se lleva cada docente. Y en el caso de los alumnos también es un aprendizaje para toda la vida en este mismo sentido, es decir en el sentido de pensar la educación sexual no solamente para la prevención de embarazos o de HIV sino como un aprendizaje en relación a lo mismo”.
LA SEXUALIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA MÁS AMPLIA. Otros objetivos propuestos por la ESI son, por un lado, la superación de la concepción tradicional de la sexualidad que reduce ésta únicamente a su aspecto biológico y, por el otro, la afirmación tanto en niños como en adolescentes del reconocimiento de los propios derechos, lo cual apunta, entre otras cosas, a evitar abusos o alentar su denuncia en el caso de que estos ya se hayan concretado.
En cuanto al primero de los objetivos, Mabel Busaniche sostuvo: “El tema es no quedarse solamente en la reproducción, es decir, aprender cuestiones relacionadas con el cuidado y la prevención pero también prepararse para el placer. Porque hablar del placer ha sido hasta el momento un tabú en las escuelas y la sexualidad tiene que ser placentera, respetuosa y equitativa. En la medida que podamos desarrollar todas estas perspectivas, tendremos jóvenes muchísimo más saludables”.
Desde una mirada similar, Pagura agregó: “Pensar la sexualidad de manera integral significa pensarla más allá de la genitalidad, es decir pensarla desde los vínculos entre mujeres y varones, pensar en los modos diferentes de demostrar lo que somos y lo que sentimos, los mandatos de géneros que operan en cada uno de nosotros y que hacen que, por ejemplo, ocupemos de modo diferente el espacio o que distribuyamos de manera diferente las cuestiones del orden de lo político y de lo económico en relación al poder”.
Por eso, para ella, “si el docente logra mirar el mundo desde esa posición cuando habla de sexualidad no solamente va a pensar en genitalidad, sino que va a pensar en cómo nos relacionamos en tanto objetos sexuados. La sexualidad es una dimensión más de lo humano y es mucho más enriquecedor para el alumno ser educado por alguien que tiene esta concepción atravesada en su modo de mirar el mundo”.
Como todo cambio cultural, el afianzamiento y consolidación de la educación sexual integral en las escuelas aparece como un desafío difícil de superar, que se muestra más como una oportunidad que como una posibilidad segura de cambio. “Es terrible decir hoy que el preservativo puede llegar a tener agujeritos cuando científicamente está demostrado que es el único método anticonceptivo que previene el Sida. Paradójicamente con esa postura, los supuestos defensores de la vida, como debería ser el Papa por ejemplo, están llamando a la muerte”. Por ese motivo, Busniche espera con expectativas la implementación definitiva del programa en las escuelas de Santa Fe: “Es la gran oportunidad que tienen los docentes y la escuela argentina de poder tener en un futuro chicos mucho más libres, más críticos y más dueños de su propio cuerpo”, concluyó.
APRENDER PARA ENSEÑAR. Explica Fernanda Pagura, una de las docentes que trabaja en la implementación de la ley en las escuelas santafesinas: “En la educación sexual como en ningún otro objeto de conocimiento tenemos como docentes que aprender a decir no tengo todas las respuestas posibles, o no lo sé, o busquemos juntos o dejemos esto abierto y que cada uno busque sus propias respuestas. Lo cual también es un aprendizaje para el otro porque de lo contrario los docentes nos constituimos en el templo del saber y obturamos la capacidad de aprender del alumno, lo cual lleva al planteo de la enseñanza como una relación del poder. Hay que tener cuidado porque la pedagogía suele ser muy prescriptiva en tanto dice vos tenés que hacer, vos tenés que sentarte, vos tenés que estudiar y cuando opera este tipo de conocimientos relacionados con la sexualidad el deber ser tiene que quedar a un costado. Esto es así porque el deber ser para mi puede no ser el mejor deber ser para vos”.
Uno de los aspectos más novedosos de la ley que se va a implementar en el aula tiene que ver con la transversalidad de los contenidos. Educación sexual no será una materia más, sino que estará integrada a las que se dictan normalmente en cada escuela. Mabel Busaniche se refiere al punto: “La transversalidad en la educación sexual significa que por ejemplo si vos estás dando en ciencias sociales la historia del movimiento de mujeres en orden a la discriminación de género, la profesora de historia tendrá que buscar cómo ha sido la historia en argentina y la de literatura deberá trabajar en las novelas fantásticas la perspectiva de género, es decir decodificar en ellas los roles, los mitos, los prejuicios en relación a la temática”.
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